Los seres humanos tendemos a desear el poder, a pelear por él, a querer más a lastimar a los demás con tal de conseguirlo, pero para lograr este objetivo, necesitamos de otras cosas. No sólo de armas; si no que, también de aliados, es decir, de personas que compartan nuestros ideales y estén dispuestos hacer lo que sea con tal de conseguirlos, también necesitamos de unos instrumentos ideológicos, los hombres tendemos a creer en fuerzas sobre naturales.
Desde nuestros antepasados hasta en la actualidad hemos creído en fuerzas sobrenaturales sobre, a las cuales tendemos a adorar y a temer por su gran poder, o por ignorancia de lo que es en realidad, por no poder explicar de una manera “lógica”, lo que ocurre a nuestro alrededor.
Además las personas tendemos a imitar la conducta de los líderes, pasamos de admirarlos a perder nuestra personalidad, a aplaudir todo lo que hacen si ponerlo en tela de juicio y despreciando a quienes intentan llevar la contra o.
Los símbolos de poder también son muy importantes, ya que el poder es algo intangible, en una cultura visual como la nuestra tiende a representarse por medio de objetos.
Dentro de la película,
“el señor de las moscas”, los niños del colegio militar quedan varados en una isla, cuando se dirigían a sus casas, pero lo curiosos es que sólo sobreviven niños y un adulto, pero esta tan grave que se la pasa inconsciente la mayor parte del tiempo y cuando por fin está de pie solo huye y se adentra en una cueva, y es aquí en donde comienza lo interesante, porque a pesar de ser solo unos niños, gracias a los conocimientos que adquirieron dentro del colegio militar logran sobrevivir y se arma una gran confusión con su profesor desaparecido.
Pegge uno de los niños, en un paseo matutino por la playa encuentra un caracol, el lo toma y se lo muestra a Ralph quien figuraba como primer y único líder por el momento, le explica que su abuela tenia uno muy semejante y que si le hacia un hoyo a un costado produciría un sonido. Después de que Pegge hace las modificaciones Ralph lo hace sonar y todos los niños se reúnen como instintivamente para saber qué es lo que estaba pasando, y desde este momento es que se establece que se reunirían cada vez que escucharan el cuerno y que quien lo tuviera en sus manos seria quien tendría la palabra para poder hablar durante sus reuniones.
Ralph utilizo los entes de Pegge para encender fuego, eso fue increíble, ya que con el fuego podían aumentar su carta de menús, pues anterior a esto solo se alimentaban de frutos de la isla.
La confrontación entre bandos se intensifica cuando Jack tiene la intención de formular reglas para una mejor interacción y además disciplina para mejorar su estancia en la isla por medio del trabajo comunitario. Los niños no están pero si para nada de acuerdo, en perder horas de juego para trabajar y Jack se va del primer campamento y ordena que lo acompañen los que quieren divertirse.
El campamento de Jack no se rige sobre reglas o existe organización alguna; si no que pareciera que tantos siglos de evolución en el hombre, ellos lograron perderlos en unos cuantos meses, cazaban, bailaban, rendían tributo a un dios inexistente, peleaban por el fuego, mataban, como cualquier cavernícola.
Se llama es señor de las moscas porque al “monstro” al que ellos le rendían tributo era nada más y nada menos que el marino adulto que sobrevivió con ellos y escapo, la verdad nunca se supo y como mencione antes la ignorancia los llevo a rendir tributo a un ser inexistente, con la cabeza de cerdo que estaba sobre la estaca ofrecida, pero ahí no habían más que moscas.